Me sorprendió ver un poema mío en una antología de la poesía española de los últimos 50 años. No me sorprendió verlo en sí, la verdad. Lo que me sorprendió fue verme incluído con poetas de tanto fuste como en la misma andan. Creo que fue por 1997 cuando lo vi por vez primera, en Internet. Verdad es que ese poema tuvo fortuna de ser publicado en varias prestigiosas revistas de poesía en los últimos 25 años, alguna se cita al pie de la antología. Ya ni recuerdo la nómina, pues lo envié a todas a petición de sus editores y con permiso de publicar. En alguna ocupaba portada su primer verso y mi nombre. En fin, algo de autoestima y curriculum no vienen mal, y en este caso no hace ningún daño ni es vanagloria. Espero.
(s. t.)
Yo, Lucifer, cansado de ser lumbre
escribo breve esta elegía:
La blancura ajazminada, la fragancia
de un perfume, su voz o su cuello.
Todo me es negado.
Soy la luz no divina,
la muerte de palomas.
Mi palacio se hundió, mi sonrisa
de ángel palidecía, mueca del silencio.
Despeñeme en la vorágine, ardía luminoso resplandor, deslumbro.
Todo fue recuerdo ya. Su piel, sus manos, sus ojos.
La noche está conmigo, yo la alumbro, sus corceles
y la terrible pureza de su nada.
De Viático para Teluria sola (1982)